El peligroso futuro de Tuvalu y Kiribati
Parece que no queda tanto para que tal vez, y ojalá no suceda, algunos de los países del Pacífico pudieran desaparecer por el aumento del nivel del mar por el cambio climático. Entre ellos Tuvalu y Kiribati. Os dejo este artículo de Berta Schroeder publicado en thediplomaticaffairs el 10 de marzo 2024......
Mientras el mundo lidia con las crecientes amenazas que plantea el cambio climático, las naciones insulares del Pacífico de Tuvalu y Kiribati personifican la lucha existencial por la supervivencia contra las mareas crecientes. Estas naciones de atolones de baja altitud, famosas por su impresionante belleza y su rico patrimonio cultural, están en la primera línea de los impactos más inmediatos y devastadores del calentamiento global. Los investigadores advierten que si persisten las tendencias actuales, Tuvalu y Kiribati podrían quedar completamente sumergidos en los próximos veinte años, convirtiendo a sus poblaciones en algunos de los primeros refugiados climáticos de nuestro tiempo. Tuvalu y Kiribati se componen de estrechas franjas de tierra y pequeños islotes, a menudo a no más de unos pocos metros sobre el nivel del mar en sus puntos más altos. Estas características geográficas únicas los hacen particularmente vulnerables al aumento del nivel del mar. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha proyectado que el nivel global del mar podría aumentar hasta 1 metro para finales de siglo en escenarios de altas emisiones. Para Tuvalu y Kiribati, incluso una fracción de este aumento tendría consecuencias catastróficas. El aumento de la frecuencia de las marejadas ciclónicas y la erosión costera ya es una dura realidad para estos isleños. La tierra sobre la que están construidas sus casas y comunidades está siendo literalmente arrasada. Además, el aumento del agua salada está invadiendo las lentes de agua dulce, las fuentes vitales de agua potable y el suelo cultivable, lo que pone en peligro la capacidad de las islas para sustentar la vida humana y conduce a una pérdida de productividad agrícola. El pescado, que es fundamental para la dieta de los isleños y un eje de sus economías, también está en riesgo debido a las condiciones oceánicas cambiantes y la acidificación de los mares.
La perspectiva de perder sus tierras natales es más que una amenaza física para los pueblos de Tuvalu y Kiribati; Es una profunda crisis psicológica y cultural. Estas islas son más que un hogar; Son los custodios de lenguas, tradiciones e historias únicas. El desplazamiento forzado de sus poblaciones no sólo sería una crisis humanitaria, sino también una pérdida de diversidad cultural a escala mundial. Los líderes de Tuvalu y Kiribati se han manifestado en foros internacionales, exigiendo medidas urgentes para mitigar los efectos del cambio climático. A pesar de su mínima contribución a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, son los más afectados por sus consecuencias. La comunidad internacional ha brindado cierto apoyo a las medidas de adaptación, como la construcción de diques, la elevación de viviendas y la implementación de sistemas de recolección de agua de lluvia. Sin embargo, estos esfuerzos solo podrían ofrecer un alivio temporal si el ritmo global de mitigación del cambio climático no se acelera.
La perspectiva de la reubicación está plagada de desafíos. Las cuestiones de soberanía, derechos sobre sus zonas marítimas y la continuidad de su condición de Estado son complejidades jurídicas internacionales que aún no se han abordado plenamente. Se ha propuesto el concepto de "migración digna", que ofrece un marco en el que la posible reubicación de los isleños se gestiona de forma proactiva, respetando sus derechos y opciones. Sin embargo, es un camino plagado de complejidades políticas, económicas y emocionales. La difícil situación de Tuvalu y Kiribati es una llamada de atención al mundo, que subraya las consecuencias inmediatas y tangibles de la inacción mundial sobre el cambio climático. A medida que estas naciones luchan por su supervivencia, su lucha ilumina la marcada desigualdad en el corazón de la crisis climática, donde quienes menos contribuyen al problema enfrentan las consecuencias más graves. La invasión de los mares no sólo erosiona sus costas, sino también los principios fundamentales de justicia y equidad que deberían sustentar nuestra comunidad mundial.
La respuesta internacional al cambio climático no sólo debe medirse en términos de reducción de emisiones y compromisos financieros, sino también en la solidaridad y el apoyo que se brinda a las naciones más vulnerables. La política climática mundial debe priorizar la protección de las personas en mayor riesgo y garantizar que se implementen estrategias para salvaguardar sus derechos, medios de vida y culturas. A medida que el reloj avanza para Tuvalu y Kiribati, su difícil situación es un testimonio de la necesidad urgente de una acción decisiva y colectiva. No son solo sus hogares los que están en riesgo, sino el tejido mismo de sus sociedades. Su futuro, al igual que el futuro del clima mundial, depende de la voluntad de la comunidad internacional de unirse y actuar antes de que sea demasiado tarde.
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